Volver al ritmo sin perder la calma (ni la conexión contigo misma)
Las vacaciones llegan como un respiro: descanso, cambio de ritmo, más tiempo para ti, menos obligaciones. Pero cuando se terminan, muchas sentimos una mezcla de emociones. Por un lado, el deseo de volver a cierta estructura; por otro, la resistencia a regresar al ritmo acelerado de siempre.
¿Y qué pasa con esos hábitos saludables que tanto nos costó construir antes de las vacaciones? Retomar la rutina puede parecer difícil… pero no tiene que serlo.
Volver no es retroceder, es continuar desde otro lugar
Primero, respira: no se trata de “volver a empezar desde cero”, sino de reconectar con lo que te hace bien, a tu ritmo, con suavidad. Si en vacaciones te desconectaste de tus hábitos, no es un fracaso. Es parte del ciclo natural del descanso y la renovación.
Ahora sí, veamos cómo volver con intención y equilibrio:
- Empieza con lo esencial, no con todo a la vez
Evita caer en la trampa del “todo o nada”. No necesitas retomar todas tus rutinas al mismo tiempo. Prioriza: ¿Qué hábito te hace sentir mejor? ¿Cuál impacta más en tu bienestar diario? Puede ser dormir bien, comer con más consciencia, mover el cuerpo o simplemente hidratarte mejor.
Consejo práctico: elige 1 o 2 hábitos clave para retomar la primera semana, y luego ve sumando progresivamente.
- Crea una transición, no un cambio brusco
No intentes pasar de modo vacaciones a modo “superproductiva” en 24 horas. Tu cuerpo y tu mente necesitan adaptarse. Planifica tu semana con más espacios de pausa, comidas nutritivas, buena música y momentos que te conecten con lo que disfrutaste en vacaciones.
- Usa el poder de la planificación suave
Retomar hábitos no tiene por qué sentirse como una carga. Planificar tu día o semana te ayuda a tener estructura sin rigidez. Usa herramientas simples: una libreta, una app, tu agenda. Anota lo importante, pero deja espacio para la flexibilidad.
Pregúntate:
- ¿Qué tres cosas me harán sentir bien hoy?
- ¿Dónde puedo ser más amable conmigo esta semana?
- Vuelve a conectar con tu «por qué»
No retomes hábitos por obligación, sino por intención. ¿Por qué los empezaste en primer lugar? ¿Cómo te hacían sentir? Recordar el para qué te ayuda a motivarte desde el autocuidado, no desde la exigencia.
- Sé compasiva contigo misma
Si te cuesta, si un día no logras lo que esperabas, si sientes pereza… es normal. Volver al ritmo lleva tiempo. Háblate con cariño, no con juicio. Los hábitos no se construyen con perfección, sino con constancia y amabilidad.
El regreso como oportunidad
Volver de vacaciones puede ser una gran oportunidad para redefinir tu rutina, priorizarte y construir un día a día más alineado con lo que realmente necesitas. No se trata de retomar lo mismo de antes, sino de ajustar, suavizar y mejorar.
Volver puede ser hermoso si lo haces con presencia y conciencia.
Pequeño ritual para tu regreso:
Tómate 10 minutos sola, en silencio. Respira profundo. Pregúntate:
- ¿Qué me hizo bien en vacaciones que quiero mantener en mi rutina?
- ¿Qué no quiero volver a repetir?
Escribe las respuestas. Ese será tu verdadero punto de partida.